Así Detroit pasó de ser una ciudad en cenizas a una Smart City de lujo

Inversiones privadas, arribo de poderosas compañías y el resurgimiento del negocio inmobiliario apuntalan a la ciudad. ¿Cómo fue el proceso y cuál es el monto mínimo para invertir en real estate?

No pasó hace mucho tiempo. Su historia es bien reciente. La ciudad de Detroit, ubicada al norte de Nueva York, en el límite con Canadá, se declaró en bancarrota en el año 2013. No obstante, lejos de quedarse envuelta en un mar de lamentos, sus empresarios y autoridades consiguieron brindarle un resurgimiento y en el transcurso de los últimos años tomó un giro innovador que le permitió transformarse en una verdadera ave Fénix. De las cenizas se convirtió en una pujante Smart City y próspero centro de innovación que ofrece innumerables servicios tecnológicos.

¿Qué es una Smart City o ciudad inteligente? Una ciudad que prioriza la sustentabilidad y se sirven de infraestructuras, innovación y tecnología para disminuir el consumo energético y reducir las emisiones de CO2.

Actualmente, vehículos autónomos desarrollados por Google y Ford, cámaras de reconocimiento facial, avances en logística y nuevos desarrollos tecnológicos convirtieron a la ciudad, ubicada en el estado de Michigan, en un verdadero centro de innovación, que potencia cada vez más su crecimiento.

En el transcurso de los últimos años también recuperó el esplendor que supo ostentar cuando fue el centro mundial de la industria automotriz y base de empresas como General Motos, Ford Motor Company y Chrysler.

Con el aporte de grandes empresas a nivel global, la ciudad tomó un giro innovador y actualmente ofrece innumerables servicios tecnológicos, que la convirtieron en un próspero centro de innovación y con un gran espíritu empresarial: por sus calles ya circulan vehículos autónomos, que prometen transformar la movilidad de esta nueva metrópolis.

En ese sentido, compañías de diversos sectores como salud, defensa, industria aeroespacial, tecnología y logística se instalan en Detroit debido a la oferta tecnológica e infraestructura de servicios que brinda, sumado a un bajo costo de vida para el promedio americano.